F.C Dnipro - Sevilla F.C: La herencia recibida



Cuando uno sueña siempre lo hace a lo grande, con historias inmensas que tienen finales apasionantes y felices. Uno tiene utopías que sangran por los agujeros más minúsculos de la piel y que se convierten en imposibles al llegar a la vida real. Uno podía soñar con ver a su equipo del alma ganar algo, una copa del Rey a lo sumo, llegar a un final de un torneo nacional porque pensábamos en pequeño y nuestra frontera eran unos octavos o cuartos de final de UEFA. Se nos caían los sueños por el desfiladero más cercano del estadio Ramón Sánchez Pizjuán cada vez que terminaba una temporada o una eliminatoria y volvíamos a ser los mismos de siempre y sin nada que llevarnos a la boca.
Pero se iba fraguando una herencia, se iban transmitiendo unos valores, una humildad, una heroica, un sin vivir. Íbamos inflándonos de satisfacciones enanas que eran un mundo para nosotros, sentíamos por dentro lo mismo que sentíamos años atrás pero multiplicado por mil. Abríamos las ventanas y salían bocanadas de himnos del centenario que se confabulaban perfectamente con los gritos del estadio. Era un tiempo nuevo.

Nunca olvidar lo pasado para disfrutar eternamente de lo que ha venido. Una época gozosa que parece que no pasa nunca, que no se detiene, que se repite una y otra vez, va y viene y vuelve a venir como si estuviéramos en un bucle rojo y blanco que nos vuelve la cordura en locura y las ciudades en títulos. Nombramos ciudades europeas como nombrábamos en el colegio los ríos de España, nos salen de corrido porque nos los hemos imprimido en el cerebro.

Ayer fue unos de esos días en los que tu escudo se hizo grande. Cuando digo escudo estoy diciendo corazón, son sinónimos en la gramática sevillista. Volvimos a sufrir porque nosotros somos como esos funambulistas que si no ven el peligro de caerse al abismo desisten de su aventura.

Ayer en Varsovia había abuelos, padres y niños traspasando de manera piramidal una herencia centenaria, una herencia que combina la heroicidad con la templanza, el sufrimiento con la alegría y la pasión con más pasión. Un traspaso de poderes de una clase magistral de sevillismo que nos ha guiado hasta lo que somos y que nosotros debemos de seguir inculcando a los que están por venir.


Foto de Raúl Caro. Efe. El Correo de Andalucía.

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