El fin de todo (sobre Monchi)


De todos los grupos de personajes que pululan por el mundo del fútbol, a mí los que más me gustan son los catastrofistas. Los que te dicen que todo lo que ocurre es lo peor que ha ocurrido, que es el final de todo lo bueno conocido. Viene todo a cuento por la no salida de Monchi de la semana pasada, ya saben el drama que se formó, las lágrimas que ya todos tenían en los pañuelos cuando aún no se sabía oficialmente nada... bueno miento, los pseudoperiodistas y gurús sí lo sabían, seguramente antes que el propio Monchi.

Como era de esperar, porque twitter nunca falla a estas citas, las redes se llenaron de rumores, de amigos que conocían a un amigo que estaba cenando en el Vip con el director deportivo, a otros que conocían a la mujer de Monchi y que estaba harta y otros que ya veían en la decisión una pelea de familias sevillistas por auparse al sillón presidencial, todo esto lo coge George R.R Martín y Juego de Tronos se le queda en pañales.

Pero ya en serio, este es el "fútbol" que hemos creado. Todo el mundo tiene su propia razón, porque es tal el nivel de vicio de este deporte, que da igual que Monchi diga que se quería ir por agotamiento, nadie se lo creía, todos pensaban que había una oferta detrás o una pelea con algún consejero. En este mierda de mundo (del fútbol) a cada vez menos personas le importa lo que digas, siempre van a pensar que hay un motivo oculto por el que tomas la decisión. Y antes de creernos a Monchi, al que no se le puede poner en duda su profesionalidad y sevillismo, vamos a inventar que algo queda.

Y todo era tan simple que abochorna el ruido que se formó. El problema es que una explicación tan sencilla ya no cabe en el mundo del fútbol, ¿cómo va a estar alguien agotado con el sueldo y el trabajo privilegiado que tiene? ¿Cómo se va a querer ir sólo por eso?

Luego están las formas y el momento, equivocados como el propio Monchi dijo, las explicaciones que tardaron en llegar, las reuniones que no se terminaban y los periódicos que ya le habían despedido antes de irse...me recordó a una anécdota de Tony Leblanc, el cual yendo en un taxi escuchó la noticia de su propia muerte... y él le dijo al taxista que no sabía si era verdad.

Cómo de retratados nos quedamos (nosotros y el fútbol) cuando aparecen este tipo de noticias, con qué angustias nos tomamos la marcha de alguien, que después de 15 años como director deportivo se merece irse algún día y por la puerta grande, qué apocalipsis vendría sin él, ¿peor que los dos descensos cuando agonizaba el siglo XX? ¿peor que confiar en unos estructuras sólidas debidamente demostradas cuando nos dejó el entrenador de cuyo nombre no quiero acordarme o cuándo entró en prisión Del Nido?

Terminaré con una anécdota de la final de Glasgow. Un seguidor mayor, perico, ve llorar a un joven por la final perdida. El hombre mayor le dice, "no llores, piensa que tú volverás a ver un partido así, yo a mis 85 años no volveré a ver ninguno"

El fútbol no es un drama no lo convirtamos tampoco en una tragedia.



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