Fallos en cadena
El Sevilla preparó el derbi con ganas de que terminará antes de empezarlo. Pertrechados atrás como ese equipo pequeño que se conforma con el empate y que busca en alguna salida aislada el gol de suerte que le de la victoria. Porque con la isla que había entre Banega, Sarabia y André Silva, era la única opción que teníamos.
El equipo salió agobiado por la situación, con un Roque Mesa excitado y que probablemente habría visto otra amarilla en alguna falta sin sentido, con un Sarabia más pendiente de protestar que de jugar y un entrenador que no se enteraba de nada de eso. Se equivocó en los cambios, tardíos algunos y dejando a Mesa orillando la expulsión. Parecía que jugaba a no se sabe qué, sin saber el por qué lo hacía.
Es cierto que la jugada polémica tuvo su incidencia, que fue una tarjeta pocas veces vista en un campo de fútbol y un posible penalti no pitado, tal vez el VAR deba de engrasar mejor sus mecanismos.
Ahora tocan dos semanas sin fútbol, una eternidad que se ve aún más lejana con una derrota a las espaldas. Toca reflexionar sobre los errores cometidos, la poca ambición del equipo, ver la flexibilidad de la plantilla, más ahora que hay dos lesionados en la misma línea y mantener la cabeza fría, dejar que se vayan los histerismos propios del comienzo y atemperar con resultados el resto de la temporada.
Foto: Antonio Pizarro. Diario de Sevilla.
