El camino de regreso.




El árbitro señaló los tres pitidos de rigor y aquel día volvimos a perder. En los minutos en los que uno espera a que toda esa muchedumbre de sevillistas baje hasta los vomitorios, uno piensa en la ilógica del fútbol, ¿por qué un equipo que ha tenido más ocasiones no ha ganado el partido? Son de esos días en los que uno también se pregunta el por qué este deporte (aunque sería más correcto decir este equipo) sigue apasionándote año tras año.

Una vez bajadas las infinitas escaleras que nos llevan a la calle, uno ve en el rostro de la gente la desilusión del partido y de la temporada, el desgaste en las caras, el "otro año igual", el recuerdo meláncolico de aquella época que parece que fue hace siglos y de la que no han transcurrido ni 10 años. Emprendemos el camino de regreso, aquel que nos llevó hasta el estadio y el que ahora nos debe de llevar a nuestros inicios.

Comentamos la jugada, decidimos que el entrenador se confundió, que lo de los árbitros este año es demencial y, o que el club vira 180 grados, o nos hundimos. Nos callamos durante el camino mientras se nos vienen a la cabeza ocasiones perdidas, aquel poste del final, aquella lesión inoportuna, volvemos a repetir lo mil veces dicho, hay que empezar de nuevo, hay que remontarse a aquellos años de los "veinte duros", de los cedidos, la testosterona, los hombres antes que los nombres, hay que retroceder todo lo posible a aquellos partidos en Leganés, en Pamplona, en Compostela y volver a nacer para seguir viviendo.

A pesar de que son no más de 10 minutos uno siempre que vuelve del estadio (más cuando se pierde) se cuestiona este sentimiento, por qué no me apasionaré por otro deporte, por qué he tenido que seguir el camino marcado, por qué estoy deseando que llegue el próximo partido si sé que se va a volver a repetir la misma historia, cómo no se dan cuenta los directivos y los técnicos que hemos llegado al final, que ya rebasamos la meta y debemos de volver a construir el camino, con piedras y no con minerales, con cemento y barro, para que todo sea más puro, para que todos aquellos aficionados que con acaloradas afirmaciones echan pestes sobre todo lo que se mueve en el Sevilla F.C vean que o nos unimos o nada tendrá sentido.

A punto de llegar a casa y de digerir la derrota, te mentalizas fríamente que todo volverá por la senda correcta, que llegará un día en que volvamos a sentirnos con el derecho de disputarle a los otros el trono perdido, que habrá gente, sevillistas, que rememoren aquellos días gloriosos (y no hablo de los títulos) y volvamos a creer todos en un mismo escudo, para que nunca más pongamos en duda este sentimiento de camino a casa.

Entradas populares de este blog

Entrevista a Nacho Mateos (2023)

Sevilla de clase alta. Betis de trabajadores.

El escudo del Sevilla FC

Entrevista a Jose María Aguilar (Fabrizio)

Los abonados de la #AltaNorte