Gente, vida, sevillismo.




Por supuesto que hay muchas cosas más importantes en la vida que el fútbol. Cosas por las que luchar o sacrificarse, pero hay una parte consustancial en el Sevilla que convierten la vida en algo más real y menos predecible.

El martes el Sevilla volvió a tachar del calendario histórico otra gesta, otro hito, otra ciudad que recordarle a los niños que estudian geografía sevillista (Gelsenkirchen, Donestk, Valencia, Manchester...). La vida que está en esos partidos y en tantos que se han olvidado en el sótano de la historia debido a la magnitud de otros.

Pero el Sevilla también son su gente o dicho de otra forma, la gente es la que moldea y cimienta al Sevilla. Esa gente que a pesar de la temporada que llevamos y en contra de todos los pronósticos se hace miles de kilómetros cargados de sueños que no duerme, que estalla, que ruge, que arropa y que critica, la misma gente que se levanta, se cansa, se olvida y se arrepiente. Aficionados de vida, de tantos años que se le ha borrado su sevillismo de las manos y lo regeneran cada domingo de partido, en cada salida europea o en el bar donde ya no está el compañero de viaje.

Ese sevillismo ilimitado, a contraestilo por creer cuando nadie cree, por vivir donde otros ni siquiera subsistirían. Es una pasión con etiquetas pero sin condiciones. Es un sufrimiento de ida y vuelta que recarga la energía de los malos momentos con finales primaverales. Es ese hacerse grande por naturaleza como Kjaer, N’Zonzi o Lenglet, madurar con el temporal sobre tus espaldas como Rico, es la paciencia inexplicable de Ben Yedder, la rutina incuestionable de Banega o la humildad en mayúsculas de Sarabia.

Un poder sin sentido, sin explicaciones que van más allá de lo vivido, que olvida rápido la condena de un mal partido y se mentaliza para el siguiente. Sevillismo, que a pesar de iluminar nuestras diferencias, lo hace con una antorcha común por el que caminaremos unidos hasta que juguemos nuestro partido final.

¿Es o no es la vida, Sevilla?


Foto: Kate Richard. Diario de Sevilla.

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